sábado, 8 de julio de 2017

Adiós Nerito


Mi anterior vecino, que era traductor, tenía un gato negro. Una noche, al volver a casa vi que se había duplicado. Me recriminé a mi misma haber bebido tanto en la cena y, en consecuencia, haber conducido en estado de embriaguez, pero no, había dos gatos.  El traductor ya tenía bastante con uno, así que lo echó, jarra de agua mediante, y el angelito vino a refugiarse a mi casa. Lo acogí y cubrí sus necesidades básicas: vivienda, alimentación, mimitos y veterinaria, hasta que vinieron a ocupar la casa de al lado unas nuevas vecinas, amantes de los gatos, y pasó a un régimen de custodia compartida. Siempre fue un gato discreto, nada pendenciero, mimoso y buenín, probablemente, el gato más bueno que ha pasado por estos lares. Tuvo una buena vida, mejor que la de muchas, muchísimas personas que también buscan refugio. Ayer se fue para siempre con una dignidad a la que tampoco pueden acceder todos los seres humanos. Es lo que me repito, como consuelo siempre que pierdo a uno de esos pequeños compañer@s de vida. Adiós Nerito, gatito pacifista y maricón, protagonista de este celebrado monólogo por el que siempre será recordado.

La frase del día: Usemos la lengua para todo menos para herir
Gloria Fuertes

2 comentarios:

Sandra dijo...

Animo Isabel, como dices, ha tenido una vida digna.
Ojala todxs fuesen Neri!

Sandra dijo...

Ánimo Isabel, es una alegría que haya tenido una vida digna.
Ojalá todxs fuesen Neri.

Un besazo y gracias por acogerle!!