sábado, 2 de mayo de 2015

Nelo es de pueblo

Acaba de cumplir 5 añitos. Hay que ver cómo pasa el tiempo, ¡5 años ya conmigo! Y, si bien ha crecido a lo ancho (ha puesto pectoral y ha ensanchado cadera), si bien ha ganado en seguridad y ahora ladra a sonidos extraños con aires de perro guardián, su edad mental no parece, de entrada, haber sufrido modificaciones sustanciales. Tampoco su carácter alocado ni su tendencia al drama siciliano. Pero lo que más destaca de su devenir cotidiano es que, cada vez es más de pueblo. Ayer fuimos a la ciudad. No habíamos bajado desde hacía tiempo por miedo a una reacción alérgica, recordad que, a la mínima, le salen granos y erupciones. Estuvimos unas 4 horas y regresamos a casa, tanto él como yo, con síntomas de agotamiento postraumático.
Primero, el maletero del nuevo coche que no le hace ni pizca de gracia: no sé que le encuentra de diferente con respecto al anterior, pero el caso es que se negó a subir y tuve que meterlo a peso. Luego el barullo urbano que, por ser puente, se concentraba en el litoral y todo eran familias, criaturas en patinete, turistas en camiseta, Erasmus en shorts y bicicletas…, un montón de bicicletas arriba y abajo ¡Con el pánico que le provocan! Anduvo todo el camino con el trocito de cola que le queda, tapándole el culito, ya que no le llega entre las piernas. Y, para colmo, el halti!! Que ha de llevar, sí o si, en beneficio de mi brazo izquierdo que, por tragedias de la vida, es muy susceptible a sus tirones. En conclusión, un drama!
Hoy me ha pedido, por favor, que nos quedemos en casa, que, como mucho lo llevemos a la pineda a soltar unos pipís y husmear un rato y que luego nos tiremos al sofá a ver una peli. Como quien no quiere la cosa, ha solicitado visionar el clásico de Pepe Isbert La ciudad no es para mí. Y yo… que queréis que os diga, angélico!! No puedo negárselo.

La frase del día: No hay Mesías capaz de competir con la hora de la siesta. 
J.G. Ballard

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